El 28 de agosto de 2008 en el marco del llamado a concurso para cubrir el cargo de Profesor Regular Titular con dedicación exclusiva de la materia “Literatura Latinoamericana II” de la Carrera de Letras, tuvieron lugar entrevistas y pruebas de oposición. Concursaban para el cargo el profesor
Roberto Augusto Ferro Jefe JTP (jefe de trabajos Prácticos) de
Literatura Latinoamericana II y profesor adjunto interino para el dictado de seminarios de grado y posgrado,
Susana Betriz Cella, también JTP de
Literatura Latinoamericana II y profesora de Literaturas Eslavas.
El jurado integrado por las Doctoras
Graciela Cariello,
Ana María Zubieta y
María de las Mercedes García Saravi debía evaluar los antecedentes, la entrevista personal, el plan de labor docente, el proyecto de investigación y la prueba oral, para finalmente sugerir un orden de mérito para elevar al Consejo Directivo de la facultad, como paso previo a que luego que el Consejo Directivo atienda o no esa recomendación, el Consejo Superior de la Universidad designe al postulante en el cargo concursado. La actuación del jurado, se entiende, estaba destinada a evaluar cuál de los dos postulantes estaba mejor preparado para el cargo: el especialista en literatura latinoamericana o la profesora de literaturas eslavas.
Sorpresivamente el orden de méritos consagró en primer lugar a la profesora
Susana Cella, relegando al Dr
Roberto Ferro. Para llegar a esa conclusión omitió detallar y evaluar los antecedentes, publicaciones y méritos de uno y otro haciendo vagas e imprecisas referencias, como se verá, con el objeto de igualar a los postulantes y llegar a una decisión amañada.
Luego a la hora de pronunciarse respecto a la entrevista personal y a la prueba oral fue por lo menos parcial, discriminando al Dr
Roberto Ferro a favor de la finalmente ungida Prof
Susana Cella.
En los antecedentes, como es de público conocimiento, el Dr
Roberto Ferro cuenta con amplia experiencia en el dictado de cursos, seminarios de grado y de Posgrado, ya aceptando que se deja de lado la vasta experiencia en Instituciones ajenas a la universidad, es indudable que el número de estos antecedentes es importante, sin embargo en relación al mismo. La resolución indica: numerosos cursos y seminarios, como si el dar dos cursos, que “combina” con la categoría “numerosos” fuera lo mismo que decenas de cursos en años de dedicación.
No hay que ser muy suspicaz para notar que en dicha denominación “numerosos”, calza tanto el que hizo dos como el que realizó cientos, con lo cual es obvia la maniobra para que cualquiera pueda reflejarse en ese dictamen sin tener en cuenta, ni relevancia de seminarios, ni cantidad, ni la obvia convocatoria que uno de los candidatos tiene en comparación con el otro.
Incluso teniendo en cuenta que el número de cursos y seminarios, no es siempre sinónimo de calidad, debemos tener en cuenta que se habla de seminario de maestría en la Universidad Autónoma de México (UNAM), seminario dictado en el MALBA, seminarios dictados en universidades de Venezuela, Francia e Italia; expositor en Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia y toda institución internacional en la cual el reconocimiento al trabajo del Dr.
Roberto Ferro es ya indiscutible, esto frente a, ¿cuáles son los antecedentes al respecto de la profesora
Susana Cella? No se sabe porque la ambigüedad del dictamen deja a oscuras esos datos, como relegando la importancia que precisamente es la intención y objeto de los concursos: la calidad y reconocimiento de una trayectoria y la posibilidad en la enseñanza que brinda el objetivo final: que los alumnos se beneficien del docente más idóneo.
Es decir, el procedimiento que tiene que garantizar que se debe tener en cuenta un análisis exhaustivo, detallado y claro, es utilizado para conveniencia de una decisión obviamente a dedo.
Lo antes expuesto deja en claro que la acreditación del Dr.
Roberto Ferro en formación de recursos humanos, práctica indispensable para el cargo, es, no sólo relevante, sino que no debe confundirse en los términos utilizados como “numeroso”, o “gran cantidad”, sino que deben detallarse, porque justamente eso es lo que se está midiendo en todo concurso por un cargo docente.
Respecto a publicaciones, otra de las condiciones para concursar dicha cátedra, otra vez se utiliza la palabra “numerosa”, como si fueran lo mismo una publicación que decenas. El Dr.
Roberto Ferro cuenta con libros que son referentes internacionales no sólo en
literatura latinoamericana, sino en literatura, en el más amplio sentido, la enumeración de las actividades de publicación, notas, artículos, prólogos, ensayos deben ser tenidos en cuenta cada uno por su valor, no se puede admitir que se “amontonen” en palabras como “numerosos”, porque se trata de distinguir con total precisión las características de trabajo; son obras de literatura, cada trabajo genera una producción, en sí misma, de actividades de investigación y desarrollo y es importante determinar con exactitud el impacto de intervención del trabajo de cada texto y comparar los de ambos concursantes, son precisamente la medida del impacto de cada uno. Nuevamente la ambigüedad de la palabra “diversos”, deja en claro suponer que hay algún tipo de propósito en no determinar exactamente cuales son las credenciales de cada docente.
Con esto estamos diciendo que una conferencia dictada en Università degli Studi di Napoli Federico II, o en Paris 8, Université, Vincennes, o en Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III, no es lo mismo que la presentación de un libro, o el prólogo de un escritor amigo.
Los antecedentes en investigaciones del Dr.
Roberto Ferro, que han realizado verdadero aporte dentro del ámbito de competencia de la cátedra, son de público conocimiento.
Luego de formular el orden de mérito el jurado resolvió designar a
Susana Cella para ocupar el cargo de Profesor regular Titular de
Literatura Latinoamericana II, en abierta violación al Reglamento Docente que establece que el único habilitado para designar es el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires.
Esto supone que el jurado se ha arrogado una facultad propia de un superior, lo que puede interpretarse de dos maneras distintas:
a) que temerosas de que su decisión respecto al orden de mérito que impulsaban no progresara decidieran clausurar la posibilidad del Consejo Directivo de la facultad de revisar ese despropósito y que en su entusiasmo por beneficiar a la Prof.
Susana Cella, las señoras integrantes del jurado cometieran la tropelía de designar ellas mismas haciendo caso omiso a la normativa.
b) Una ignorancia absoluta acerca de las funciones del jurado para el que fueron convocadas. En este caso se entendería también las omisiones a la hora de evaluar a los candidatos, lo que no les otorga disculpa.
Presente en el acto del 28 de agosto, el veedor por el claustro de graduados detectó otras graves irregularidades que volcó en su dictamen.
Además de la desconsideración de los antecedentes de uno y otra, la tendenciosa evaluación del Plan de Labor Docente del Prof.
Roberto Ferro, destacar que el jurado actuó con preconceptos respecto de uno y otro al momento de valorar los Planes Docentes, el veedor ha destacado que “las apreciaciones del jurado sobre la prueba oral rendida por cada uno de los aspirantes no siguen un patrón claro de congruencia.” También expresó que “En la valoración global de ambos aspirantes es de observar el empleo de estrategias discursivas por parte del jurado diferenciadas para ambos casos.
En el caso de la profesora Cella, el uso de adverbios de modo o adjetivos calificativos que tienden a construir la justificación de la decisión tomada; en el caso del profesor Ferro es de notar el uso de verbos cuyas acciones se han negado o no se han terminado de concretar” y más adelante “lo que resulta sintomático a lo largo del dictamen es que lo que en un caso parece una virtud, la “amplitud”, es definido en el otro como “vaguedad” o “imprecisión”.”
Las conclusiones del dictamen son lapidarias: “Por todo lo expuesto solicito, en cumplimiento del artículo 40 del Reglamento de Concursos vigente, que el Consejo Directivo de la Facultad tenga en cuenta las observaciones precedentes, visto que existen elementos suficientes en cuanto a la fundamentación del dictamen para que la imparcialidad del jurado hacia los concursantes esté bajo sospecha.”
Leyendo el acta de declaración de los jurados, sin entrar en detalles lo que se puede deducir es lo siguiente, el Dr.
Roberto Ferro, reconocido en todos los medios y no sólo en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires, sino en instituciones de prestigio e internacionales con más de 20 años de trabajos, de docencia, en importantes publicaciones, formador de docentes y escritores, invitado especial es países como Ecuador, Perú, Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, México, Francia e Italia, reconocido internacionalmente como referente por sus libros sobre los más importantes escritores latinoamericanos, Macedonio Fernandez, Onetti, internacionalmente reconocido por sus aportes a la crítica latinoamericana e innovador incansable en la materia, es, según este jurado alguien que (y cito a continuación lo consignado en el acta de este concurso):
“…Señaló la continuidad de un proyecto del cual forma parte, sin proponer ningún cambio sustancial...”
“…Lo presentado como Plan de Labor docente no cumple con los requisitos mínimos: no formula objetivos, contenidos, evaluación ni bibliografía…”
“…Parte de una noción de lo nuevo que no amplía ni explicita demasiado...”
“…Quiroga, antes que Bioy, para el Dr. Ferro, investiga lo fantástico”
“…, planteó la relación entre vida, literatura y experiencia de los límites, y esto se quedó en su mera formulación…”
El más ridículo y falso: no supo “…explicitar el concepto de entropía…”.
Respecto a este último punto consignado por el jurado, el informe del veedor anteriormente citado lo rebate.
Dice: Además se le objeta no haber terminado de explicitar el concepto de entropía, cuando en su respuesta al jurado señaló que “es la energía que no se recupera, que está fuera del sistema”, y que se trata de un concepto que aplicó a su lectura de Macedonio Fernández. Nuevamente deberemos pensar que el jurado se ha propuesto deliberadamente falsear en el acta final lo que ocurrió durante la clase abierta con el fin de beneficiar a la prof. Cella o no ha tenido la capacidad suficiente para escuchar lo que se dijo.
Cualquiera de las dos interpretaciones es inaceptable.
Es decir, en otras palabras: todos los investigadores, docentes, escritores de Literatura Latinoamericana que usan como referentes sus textos, ensayos, libros, artículos, extraordinaria y extensamente probada calidad docente y me permito decir más importante que todo: calidad humana; los que lo convocan a todo tipo de evento internacional para que participe, aporte, enseñe, desde hace más de 20 años de carrera, según este jurado: ESTAN EQUIVOCADOS.
La actuación del jurado tuvo como consecuencia el pedido de nulidad con impugnación en subsidio de lo actuado. Se ha solicitado también la convocatoria a un jurado que actúe en forma imparcial.
Estamos convencidos que esta situación debe tomar estado público para evitar que se termine de consumar el despojo del que está siendo víctima el Profesor
Roberto Ferro pero que perjudica, principalmente a los alumnos de la carrera de Letras al verse privados de contar con el mejor candidato para ocupar el cargo de Profesor Titular, y luego a la sociedad entera que sostiene la educación pública con sus impuestos y espera de los alumnos formados en las casas de estudio públicas una formación de excelencia que, en literatura latinoamericana, el Profesor Roberto Ferro es a todas luces el más capacitado para brindar.
Los invito a leer en detalle los aspectos legales, de vicio y errores de procedimientos en dicho concurso, los invito incluso a medir con la vara del sentido común la presentación del jurado de la evaluación, hagan su propio análisis, las actas son abiertas.