sábado, 5 de agosto de 2023

Proyecto Garland, inspirada en la vida de Judy Garland de Marina Murilla por Ana Abregú



Conocida por interpretar el papel de Dorothy Gale en El mago de Oz. Judy Garland alcanzó altura internacional como actriz en papeles musicales y dramáticos, como artista de grabación y en el escenario, con el objetivo de fábula infantil, el reverso de la vida de Garland, el Proyecto Garland desnuda la realidad de una industria que devora personas y personalidades.

 

Por  Ana Abregú.

 

Te quiero conocer saber a dónde vas...
Alegre mascarita, que me gritas al pasar:
"¿Quién soy? ¿A dónde voy?"
"adiós... adiós... adiós..."

 

Siga el corso
A. Aieta y F. García Jiménez


 

La puesta utiliza elementos de video, sonido, imagen, fotografía, memoria, y presencias; la identificación y fuerte transferencia orientada hacia la biografía de Garland, se advierte como una experiencia que relata y que transmite al espectador la psiquis íntima y con sensibilidad y agudeza los conflictos de uno de los íconos de Hollywood: procedimiento de mixtura entre relato y personificación, rescata el valor de testimonio, haciendo invisible la distancia histórica que impone en la obra un dispositivo de permiso, dirigido a un público universal; «esto pasa ahora», se dirá.

Advertimos el esfuerzo al crear escenas literales, un pasaje entre historia y relato, la mirada del espectador presente y el de Garland, el referente de una época, pero es actual.

Casa, hotel, manicomio, espacio de entrevista en medios, espectáculo, los elementos revelan al utopismo de las máscaras, subversivo o subvertido en cada contexto, narración, personaje, actriz; pareja y representante; y la inquietante presencia de una entidad, algo fantasmal, con bata blanca.

«¿Ustedes están viendo esto?», dice Judy Garland (Marina Munilla), frase que atraviesa como un puñal al espectador; está sentada en las rodillas del personaje de Oz, el Espantapájaros, el actor Ray Bolder en la versión original, 1939; quien insiste en manosearla. Se está filmando la escena, todos observan el abuso; con el consentimiento de la madre; misma situación que se vio obligada a someterse por parte del propio Mayer y otros.

«Kansas no existe, me río de la gente que cree en Kansas», Kansas es el hogar de Dorothy, ha ocurrido un accidente, un golpe en la cabeza, ella aparece en Oz, donde estarán el espantapájaros, el hombre de hojalata, el León; es notable que el personaje, Dorothy, haya conseguido salir de la fantasía y volver al hogar en la obra de Oz, pero persiste y persigue a Judy, en la realidad, toda su vida; le exigen ser Dorothy, la niñita de Kansas; mientras la moldean como Dorothy cuestionan su peso, se burlan; cerda, monstruo, obesa, son algunos de los adjetivos con que se dirigían a ella los ejecutivos de la Metro.

Otro personaje, narrador es el tercer marido, el productor Sid Luft (Gastón Biagioni), el cambio de foco coloca a Judy como un objeto, un nombre, una fantasía, la mirada retrospectiva que salta al presente del relato y a la biografía; intenta salvar su rol. Cómo describe, qué representa él mismo: organiza el cuadro verbalizando el efecto y no el síntoma; mientras a Judy somete, golpea, es cruel.

La extraordinaria performance de Marina Munilla nos lleva a presenciar la evolución de la decadencia de Judy, así como la magia de su voz; Judy, una mujer de la que se decía débil, alcohólica, entregada a los excesos de las anfetaminas, al sexo, de la cúspide a la declinación: Munilla nos conduce por un desbarrancadero de emociones, en voz, relato y cuerpo, se emplaza entre vida, muerte, vicios, con el pulso de su voz –extraordinaria cantante– y los encadenamientos causales como una operación de un entorno que la manipulaba y explotaba. La encarnación de Judy toma forma en cada gesto de Munilla, rostro, miembros, plasticidad del cuerpo; con el efecto de los excesos y la maniobra de transformación radical que opera en Judy la relación con el dinero, el público, el espíritu que sobrevuela: el consumo y el consumismo, la persona es como mercancía; apoyada en las incertezas en donde la muerte es una intrusión dinámica que atraviesa sus acciones.

«¿Ustedes están viendo esto?», nadie escucha el grito de auxilio; anfetaminas para que estuviera despierta, barbitúricos para que durmiera, sexo con directores, actores, ejecutivos; dieta a caldo de pollo y cigarrillos para mantenerse delgada y con aspecto aniñado.

Se verán imágenes de la vida de Judy, la máscara de la felicidad y la épica de la farsa, el montaje del esbozo provisional de la narrativa histórica, el instante, el documento.

En el escenario, cuidadosos detalles, nada hay para “mirar”, objetos que atrapan la atención por ser una obra, con apariencia de interrelaciones discontinuas entre sí, arte sin comunicación, hasta que se resignifican en el relato, y se reproduce un concepto que decantará en el análisis de la unificación y sentido, la relación sensorial escandalosamente insoportable; un hotel transitorio donde Sid se refugia con objetos de menaje antiguo; camilla de hospital, neuropsiquiátrico, máscara del espantapájaros; en el centro de la escena una bañadera antigua –que produce desasosiego, una presencia central que se asocia al ahogo, a la imposible limpieza de los sucio, a la ablución, a borrarse huellas del cuerpo, un refugio donde no la se la ve, un espacio fuera de la mirada externa donde puede ser ella misma; espacio donde se permite no ser colectiva, y se exhiben las marcas de declaraciones de género–, guitarra para los musicales; notable el efecto de las llamadas, que se escuchan en un contestador antiguo; mensajes de la madre y otros, que sugieren el origen de las voces en la cabeza que la aturdían durante las internaciones.

El tercer narrador y personaje, el Doctor Kuper (Leonardo Murúa) ofrece el punto de vista desde un panóptico: el público, entrevistador, falsa moral, terapeuta, dealer; narrador que rompe la cuarta pared y habla al público sobre el abuso a niños; su presencia como un espectro.

Hay un cuidadoso contraste que evita los clichés, lo blanco es inquietante –sábanas, bata del médico, bañadera, polvo que se aspira–, las sombras atenúan la realidad dolorosa –lobreguez durante los musicales, los cambios de ánimo–; el verde, relajante en la naturaleza significa una regla mnemotécnica que Judy debe asociar a las anfetaminas que consume de día; el azul –que asocia al mar– los barbitúricos que consume por la noche; el negro es el brillo del éxito; zapatos rojos, zapatos negros, la realidad, la estrella, el arcoíris el camino de su destrucción.

A Judy no sólo la moldearon por dentro, sino también por fuera, la gestualidad de diva, de caprichosa, el descontrol, la farsa de la presencia pública edificaron sus gestos y Munilla sale y entra del cuerpo de Judy a la narradora con asombrosa conversión que sostiene la conmovedora cadencia eficiente que sostiene la tensión.

La ausencia de ética y conciencia es atenuada por la época, sin embargo se articulan situaciones que se reconocen en el presente, “juzguen ustedes”, parecen decirnos los ojos de la actriz, caracterizada como Judy, bajo la perspectiva de que siempre hay alguien mirando, público, entorno; asistimos al proceso de colectivización que reemplazan al individualismo del mercado –idea de Lukács–, experiencias de la vida cotidiana como modelo en el presente, que se instauró en ese pasado, el nacimiento de las grandes productoras cinematográfica, máquina de picar personas; en donde la capacidad de inacción del espectador es cómplice.

El movimiento de los actores en el escenario es un montaje de fragmentos entre biografía y relato que no son sucesivos, sino simultáneos, se canalizan en apotegmas que anuncian.

Mientras, como una epifanía, puede leerse en un cartel, por arriba del escenario diferentes mensajes, palabras de Judy, pedido de auxilio, fragmentos de las canciones, y una de las más audaces: “Dios es un hijo de puta. Me hizo lo suficientemente inteligente para darme cuenta de que tengo una vida de mierda, pero no tanto como para huir de ella”.

Judy Garland crecía en dimensión apenas comenzaba a cantar; Munilla no produce menor emanación, una increíble y bella voz, inesperada, Judy misma. Impresionante; además de compositora de los temas y guion.

El teatro es una experiencia intrasmisible, hay que ir y dejarse conducir y desmontar su característica artificial para aspirar a la profunda humanidad esencial que somos, discurso vivo de una realidad inmanente.

 

Seguí a Proyecto Garland

IG: @proyectogarland

FB: /proyectogarland

Este espectáculo cuenta con el apoyo de PROTEATRO.

 

FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

 

Dramaturgia: Gerardo Grillea, Marina Munilla.

Actúan: Gastón Biagioni, Marina Munilla, Leonardo Murúa.

Voz en Off: Osmar Nuñez, Rita Terranova.

Vestuario: Gerardo Grillea, Marina Munilla.

Maquillaje: Aylén Perossi.

Diseño de vestuario: Fernanda Pérez Delgado.

Diseño de escenografía: Gerardo Grillea.

Diseño de objetos: Mora Amigo.

Realización de vestuario: Fernanda Pérez Delgado.

Música original: Gustavo García Mendy.

Letras de canciones: Marina Munilla.

Equipo Creativo: Gerardo Grillea, Marina Munilla.

Diseño De Iluminación: Adrian Grimozzi.

Diseño gráfico: Ryd Gráfica.

Asistencia de dirección: Andrés Sturgeon.

Prensa: Daniel Franco.

Producción ejecutiva: Cristina Sisca.

Dirección: Gerardo Grillea.

Duración: 75 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

 

#teatro #actor #dramaturgia #DramaAlert #actors #escenografia

#teatrocaba #teatroindependiente #teatrooff #teatroalternativo #teatroargentino #teatrobuenosaires #teatro #dramaturgia

 

NOAVESTRUZ ESPACIO DE CULTURA

 

Humboldt 1857

Capital Federal - Buenos Aires – Argentina

Teléfonos: 4777-6956

Web: http://www.noavestruz.com.ar

Entrada: $ 3.000,00 - Domingo - 20:00 hs - Hasta el 29/10/2023
Revista de literatura, especializada en literatura latinoamericana.

miércoles, 2 de agosto de 2023

Ricardo III, Shakespeare otra vez por de Analía Mayta por Ana Abregú



«Ya el invierno de nuestra desventura se ha transformado

en un glorioso estío por este sol de York”, dice Ricardo,

deforme, desequilibrado,  celoso de la felicidad

en el reino después de las batallas

que le consiguió el trono al hermano

Eduardo IV.

 

Las obras de Williams Shakespeare permanecen en el imaginario del público en forma de anecdotarios, frases, obras, películas, conversaciones y series de TV.

Cómo se repone Ricardo III, la más larga de la tetralogía de la historia de Inglaterra –cinco horas, el original–, con cinco actores en poco más de una hora: con ingenio, ductilidad y la magia de Shakespeare que, como clásico se restaura, pero  novedoso cada vez: Ricardo III, Shakespeare otra vez.

Ricardo es contrahecho, feo, deforme, una aberración –un festín para la teoría lombrosiana–, perverso, malo y un encantador de serpientes. Para ser coronado rey, siembra en la mente de cortesanos, y parientes, palabras que apelan a las ambiciones que son el soporte de la corte, alianzas y traiciones.

El procedimiento de hablar al público revela al verdadero Ricardo, cruel, sin compasión o sutilezas y rasgos de desmedido orgullo por su inteligencia para comprender los puntos débiles de los cortesanos y utilizarlos para  propósitos personales.

En esta interesante propuesta, los elementos y transformaciones forman parte de la obra, cobran un sentido de diferenciación del teatro tradicional: las bambalinas se incorporan como otra obra en curso así como el artificio de la metamorfosis; los elementos de ropaje, utilería: lo que en la obra tradicional estaría cubierto por un telón, aquí forma parte de la puesta en escena; el escenario es el recuadro pintado en el piso, fuera de él, se cruza la cuarta pared.

Ahora hay dos paredes invisibles, la del escenario y entorno: proscenio, fondo, vestuario, barra y bambalinas; y proscenio y público: y ambas se rompen convirtiendo el traspaso de los actores entre unas y otras con extraordinaria habilidad performativa.

El lienzo donde se pinta el cuadro de tragedia y sangre es la ropa de los personajes: blanco, como un bastidor de cuerpos. Rojo y negro las pinceladas. El color contará la historia con elementos como capas, vestidos, sombreros, plumas, textiles, vestimenta de época, en rojo; así como se verá recorrer los cuerpos como el fluir de la sangre, de la muerte.

Negras las cadenas, elementos del verdugo, la barra de vestuario; lo que debiera ser el escotillón: a los costados en el mismo nivel del escenario; todo visible, así como los cambios de ropa y caracterizaciones de los personajes de vista al público. Juegos de luces y sombras, que aunque dirigen la atención al escenario, permiten la apreciación de los preparativos y cambios en el fondo.

La puesta en escena contiene las estrategias de conversión de personajes y coordinación de la caracterización, que incluye la manipulación del volumen de ropaje de época y artilugios ingeniosos y sorprendentes que introduce el género de teatro de marionetas.

Es interesante el pasaje entre diálogos y soliloquios, los unos en “argentino” –lo que produce un efecto de cercanía, desdibujando el encorsetado lenguaje de traducción–; y la narración en neutro, restableciendo, precisamente, el texto de traducciones, como si a su vez, los personajes entraran y salieran de los diálogos de Shakespeare a la escena y viceversa: atributos de la adaptación.

Acertados los detalles de identificación; como por ejemplo, la esposa del rey, madre de Ricardo, la reina Margaret, la condenación hacia el hijo, maldiciones, insultos y repeticiones que apoyan con el habla sin dientes por lo anciana, y el contraste: débil, lenta, pero sorteando las trampas a su paso –o fuerza inesperada para aferrarse–; o el verdugo que se refiere a sí mismo como «nosotros», lo que impondrá una ambigüedad entre inestabilidad emocional, conciencia, otro personaje o múltiples personalidades; o los gestos que hacen presente los olores. Se apela a la interpelación de los sentidos, el sonido, el olor, el tacto, la mirada, el sabor: las lenguas se exhiben con pasión y desmesura.

El espectáculo comienza con un encantador homenaje a Shakespeare, nombrando las obras en armonía como un mantra y un ritmo de metrónomo, –metrónomo real, señal acústica que impone no sólo cadencia y sonido, sino ampliación de espacio envolvente, hipnótico–, con el tictac de compás musical y temporal a la vez, que marcará un movimiento sistólico, mímesis de la forma poética de la obra; así como el sonido de agua o del peculiar instrumento –jaulas de chapa– que los actores accionan con notable precisión métrica, en los momentos de tensión dramática.

Atinadas interacciones con el público generan momentos amenos de integración hilarante y complicidad.

Salpicada de detalles divertidos, como la incorporación de procedimientos de Stand Up con palabras anacrónicas, gestos, miradas, muecas, marionetas, recursos paródicos divertidos.

Recomendada para todas las edades.

Conspiración, ambición, y el recurso de la modestia y la piedad como instrumentos políticos; envidia y corrupción, que en definitiva parecen acomodar el final trágico de Ricardo III, con una introspección en el parlamento final que deja flotando una atmósfera de habernos trasladado al campo de batalla.



 



FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

 

Versión: Analía Mayta

Traducción: Analía Mayta

Actúan: Luciana Cervera Novo, Pablo Goldberg, Maria Ema Mirés, Ezequiel Olazar, Natalia Pascale

Movimiento: Yamil Ostrovsky

Vestuario: Ana Julia Figueroa

Sastrería: T. Suarez S. Saez

Objetos: Ayelén Betti, Daniel Betti

Accesorios: Baltazar Roser

Diseño de escenografía: Ayelén Betti

Diseño de luces: David Seiras

Diseño sonoro: Sebastián De Marco

Realización escenográfica: Ayelén Betti, Daniel Betti

Realización de títeres: Damian Garcia

Fotografía: Evann Violeta

Diseño gráfico: Juan Cruz Alvarez

Entrenamiento corporal: Ruth Pezet

Asistencia de dirección: Soledad Ayardi

Producción: Grupo Matrioshka

Dirección: Analía Mayta

Duración: 75 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

 

ITACA COMPLEJO TEATRAL

 

Humahuaca 4027

Capital Federal - Buenos Aires – Argentina

Teléfonos: 75493926

Viernes - 22:30 hs - Hasta el 29/09/2023

 

 

 

Revista de literatura, especializada en literatura latinoamericana.

Sociedaccion

Sintagmas, Web 2.0, web participativa, cuentos relatos, historias

Xost

Publicaciones en sitios externos o blogs

Xitio

Literatura latinoamericana en WeboNoticias