La obra atraviesa los diferentes
tópicos del “ser judío”, la reunión, tejer, el juego de rummy –que incluye hacer
trampas–, la torta de miel (leicaj), etc. Precisa dirección de Mariana Chaud
con un elenco que acompaña a la perfección.
Por Ana Abregú.
En la vida, los destinos están casi siempre
separados: quienes comprenden no son los ejecutores, y quienes actúan no comprenden.
Stefan Zweig
Moira (μοῖρα), palabra
griega, significa ‘destino' en referencia a la existencia e incluso luego, en el
infierno.
Controlaban el destino
y vida de cada ser humano desde el nacimiento hasta la muerte, y aún después en
el Inframundo, el Hades.
Tres esposas de rabinos
están en la reunión de los miércoles –las Moiras–, en la tarea de encontrar esposos
a las mujeres de la comunidad; hacen y deshacen vidas y destinos bajo argumentos
que tanto son ventajas como lo contrario; el objetivo es evitar la soltería de mujeres
–soltera, palabra injuriada con el acto de escupir como gesto de neutralizar la
desgracia de la soltería, el peor resultado.
La puesta es una combinación
de procedimientos del teatro de sombras, manos, muecas en caras, movimientos extendidos
de los cuerpos; iluminación que destaca las
poses que acentúan la exageración de magnitud y exacerban el drama; vestuario
que representa una estética en el imaginario sobre la moda de las mujeres judías
casadas, peluca, cuellos cerrados, medias, que dan la impresión de reproducción
de realidad aumentada.
El mito y sus figuras evidencian
la circulación del lenguaje; formas y palabras que ya tenemos en el imaginario,
filosofía que antecede a los hechos; la construcción visual, aborda una trama interlúdica,
a propósito de la organización de matrimonios, consensuados o no.
Hasta que interfiere lo
inesperado: ingresa una joven (Fiamma Carranza Macch) –me reservo
el nombre porque habrá un interesante juego en esa dirección–, que se
rebela contra el dictamen de las Moiras, y con ella ingresa la computadora, la modernidad
de la tecnología bajo el argumento que los algoritmos encuentran mejores soluciones;
intenta convencer a las Moiras de su utilidad. Además de la computadora, ingresa
el Dibbuk –"adhesión" en hebreo, interesante relación: intromisión de
la tecnología, intromisión de un demonio–. Extraordinaria conversión de Carranza
Macch entre la dulce, modesta y menuda joven en el demoníaco Dibbuk.
Dibbuk, mito judío sobre
una entidad errante que toma cuerpos y pone en tensión las conveniencias; lucha
por el derecho a permanecer entre los vivos, en el mundo contemporáneo donde se
niega a quedar atrapado en las tradiciones judías; los matrimonios arreglados, un
sistemas que mantienen los judíos bajo la idea de solución para la comunidad y protección
gregaria, en intransigencia con el advenimiento de la diversidad y convivencia con
los cambios del mundo moderno; puesta en contradicción y a la vez en certezas de
que el método tradicional es el mejor.
Las Moiras coinciden en
que el apego de las tradiciones les ha resultado a su sociedad por milenios; cuentan
con reglas y procedimientos para todo tipo de intervención que proponga desvíos.
El ingreso de la computadora es planteado como un apoyo a las condiciones que dirimen
entre las Moiras; como método, suelen mostrarse abiertas a las ideas e innovaciones,
pero con el arte y labia que se les conoce a los judíos, logran conducir las ideas
hasta encastrar en las propias y las del principio; no se puede dejar de pensar
que milenios de sostenerlas no han sido por apoyar improvisaciones.
En el judaísmo no existe
el mal como entidad, no le reconocen profundidad espiritual, de manera que podemos
ver al Dibbuk como una urdimbre en el lábil vínculo entre drama e hilaridad y representación
de un sistema precedido por las palabras, en idish, en códigos de tradición, alrededor
de la importancia de unir destinos con la capacidad práctica de convertir lo negativo
en enseñanza o moraleja.
Las Moiras, concentradas
en el objetivo de hilar destinos, intentarán desactivar al Dibbuk con la orientación
de la tradición, ritos y filosofía de la practicidad, con humor y desenfado.
La obra atraviesa los diferentes
tópicos del “ser judío”, la reunión, tejer, el juego de rummy –que incluye hacer
trampas–, la torta de miel (leicaj), la comparación entre objetivos y resultados,
la importancia de las señales, la liturgia judía impresa en libros de oración, el
libro azul, canciones como método de ordenar el mundo; cuestiones halájicas que
serán evacuadas con el servicio de deprecación.
Me resultaron interesantes
los detalles que por motivo de la decoración, podrían pasar desapercibidos como
cuando la joven ingresa, hace un gesto hacia algo que el espectador no ve; en la
tradición judía, cada casa cuenta con un objeto: la Mezuzá, “jamba de la puerta”,
es un pergamino que tiene escrito dos versículos de la Torá; por lo general, se
encuentra en una caja o receptáculo que está adherido a la jamba derecha de los
pórticos de las casas y ciudades judías. Desde los espectadores vemos el gesto en
señal de respeto y beso de la joven, a la izquierda de la entrada –a la derecha
de la entrada de la casa.
Al ingresar el personaje
de Tamar, que lo hace vocalizando una canción, puede verse el enorme colgante en
el cuello –supuse que sería para que el público lo percibiera a la distancia–, el
símbolo Jai, de los más populares. Jai significa "vida"
en hebreo,
A Zippe le gusta el olor
del cabello de la joven, que al ser soltera lo luce; exhibir el pelo para una mujer
casada emite señales equívocas, de manera que las casadas llevan peluca; sin embargo
Zippe revela el encanto de esa libertad que extraña.
La escenografía de la casa,
presenta arcos; la relación de arcos y el mundo judío se relacionan con la vitalidad
económica de la población desde la Edad Media. Los arcos no sólo eran lugares de
paso de peregrinos y mercaderes, sino que también se cobraba allí el peaje de paso
entre Navarra y Castilla. El vigor comercial favoreció el establecimiento de población judía, esta referencia
ofrece una señal interesante sobre la leyenda del errante, ahora convertido a Dibbuk,
relativa a la vida del peregrinaje «Tengo 1.800 años» –nótese la relación del 18
con el Jai. « …tenía doce cuando nació Jesucristo [...] Cielos, qué penosa
es mi ronda. Doy la vuelta al mundo por quinta vez; todos van muriendo, y yo sigo
con vida ». En el siglo XIX aún se publicaban coplas y volantes con grabados del
judío errante que contaban su historia. Condenado a errar por el pecado que cometió
al maltratar a Cristo en la Cruz; con el propósitos de controlar, mediante historias,
mezclas entre relatos orales y escritos desde diferentes orígenes, por lo que el
Dibbuk es una suerte de evolución de los mitos del Golem y el Judío errante, una
forma de sostener las variantes de intimidación para el observación de la congregación
respecto a las transgresiones.
Los símbolos, diálogos,
y el ingenio para enfrentar las situaciones más desopilantes se congregan en esta
puesta. Para disfrutar en familia y promover el traspaso de las tradiciones, la
historia, las épocas.
Notables destreza de cuerpos,
voces, gestualidades, forman parte de este combo de humor. Zippe (Analía Couceyro),
Tamara (Flor Piterman) y Ruth (Luciana Mastromauro), en clave de grotesco
y parodia, guion de la escritora Tamara Tenenbaum, bajo la dirección de Mariana
Chaud.
No deja de ser una reflexión
sobre el judaísmo ortodoxo en el siglo XX.
Sesenta minutos de entretenido
humor que produce el efecto hilarante aún para quienes no reconocen o saben traducir
el idish.
No puedo dejar de nombrar,
especialmente: «es un pots». Escribí esto riéndome.
#teatrocaba #teatroargentino #teatrobuenosaires #teatro #dramaturgia
CARAS Y CARETAS 2037
Sarmiento 2037
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Entrada: $ 6.000,00 - Sábado - 21:00 hs - Hasta el 24/02/2024
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Tamara Tenenbaum
Actúan:Fiamma Carranza Macchi, Analía Couceyro, Luciana
Mastromauro, Flor Piterman
Diseño de vestuario: Cecilia Zuvialde
Diseño de escenografía: Matías Sendón, Ariel Vaccaro
Realización de escenografia: Ariel Vaccaro
Música original: Ian Shifres
Diseño De Iluminación: Matías Sendón
Fotografía: Sebastián Freire
Diseño gráfico: Nicolás Galanzino
Asistencia De Producción: Loli Crivocapich
Asistencia de dirección: Carla Grella
Prensa: Antonela Santecchia
Producción ejecutiva: Gabo Baigorria, Carolina Castro
Producción: Compañía Teatro Futuro
Coreografía: Manuel Attwell
Dirección: Mariana Chaud.
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